jueves, 30 de marzo de 2017

Dependemos de nuestro entorno

En la clase de Ambiente, desarrollo y sociedad, abordamos la lectura de una carta escrita en 1854 cuyo autor fue el jefe Seattle (lider de las tribus amerindias suquamish y duwamish) y tenia como destinatario al presidente de los Estados Unidos de ese entonces, Franklin Pierce. El motivo de esta carta se debia a la oferta que el presidente le ofreció en cambio de sus tierras.

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             Jefe Seattle                                                                         Franklin Pierce

Esta oferta no era fácil de aceptar, ya que estos consideraban a la tierra como algo sagrado, la trataban como a un hermano, le tenian amor y respeto. Pero sabían que si rechazaban esta oferta, iban a ser aniquilados por el hombre blanco que poseia armas más poderosas que las tribus.

En la naturaleza predomina la competencia.
La naturaleza se caracteriza por la supervivencia del más apto, del que mejor se adapta al medio, pero para lograr eso debe tener recursos que le permitan vivir y eso lo consigue de su entorno. De modo que si destruye el medio que lo rodea, también se destruirá a sí mismo.
"¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado."
Hay una relación directa entre el destino del hombre y el de su entorno.  

El hombre se ha separado de la naturaleza.
La vida del hombre está hoy fuertemente marcada por la conformación de ciudades. En este tipo de comunidades se va perdiendo el contacto con la tierra en el tiempo. El asfalto, las grandes edificaciones, la pérdida de los árboles y de los espacios libres para la convivencia más natural de los principios de la vida del hombre da lugar al olvido de dónde venimos, se pierde la relación de proximidad con la naturaleza.
"No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos."
La búsqueda del hombre por enriquecerse y apoderarse de los bienes que ella puede proveer han hecho que se olvide de que el hombre depende de la tierra misma para subsistir, y por eso es necesario que la cuide y la respete, porque la tierra es la base de la vida y no hay vida sin ella. Hay que cuidarla para nosotros y para las generaciones futuras. Esta separación u olvido de la tierra genera destrucción, y ello lleva no solamente el deterioro del entorno sino también del hombre.
"Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos. Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra."

La tecnología resolverá los problemas ambientales que ella misma generó.
Esta es más una excusa para seguir justificando el camino elegido, pleno de destrucción de la naturaleza y de uso ilimitado de los recursos hasta que se agoten definitivamente. Es bastante difícil pensar en esta afirmación como algo verdadero porque no se tiene experiencia en eso que se procalama. 
Este postulado contrasta con lo expresado por el jefe Seattle porque "También los blancos se extinguirían, quizás antes que las demás tribus. Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja."


Los bienes naturales son de todos y de ninguno.
"Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia."
Es inevitable pensar en que si se terminan los recursos naturales también se termina la vida del hombre. Es imposible pensar en la continuidad de la vida del hombre sin la naturaleza. Por ejemplo, de dónde se obtendría el oxígeno si no existieran los árboles. Obviamente, si se terminan los árboles se termina el oxígeno y si se termina el oxígeno también se termina el hombre. Por lo tanto, si no cuidamos de los bienes del planeta, nadie podrá disfrutarla en el futuro (o sea que nadie será dueño de ningún recurso).

“Uno es para siempre responsable de lo que domestica”. (El principio de Saint Exupéry)

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objeto que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.